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Descubriendo los secretos de los espacios verdes de la ciudad
 

En una ciudad Patrimonio de la Humanidad como Salamanca, existen interesantes ejemplos de zonas verdes que tienen una historia, un origen o que han experimentado transformaciones que merece la pena conocer. Un ejemplo de cómo, en la capital charra, la relación entre patrimonio y naturaleza es única. Descubre con Savia algunos de los secretos y curiosidades de los jardines históricos que forman parte de la infraestructura verde urbana.

Es el primer gran parque urbano de Salamanca y tiene su origen en la Huerta de los Jesuitas, cuya creación data de 1921. En el año 1979, el Ayuntamiento, consulta la posibilidad de ceder la huerta al municipio, ya que la ciudad sólo tenía un parque, La Alamedilla y pequeños jardines como el Campo de San Francisco, Salesas y Carmelitas. La cesión no fue posible, pero se llegó a un acuerdo para la adquisición del espacio.

Los Jesuitas plantearon que la operación había que “vestirla como una compra” ya que, al parecer, había discrepancias dentro de la orden religiosa, por ello se hizo una valoración de los árboles y se dividió la huerta en dos partes, la más extensa para la ciudad, con casi 100.000 m2 y la más pequeña para jardín del noviciado, la residencia y la casa de espiritualidad, y con la condición de que se destinara a zona de ocio y recreo de los salmantinos.

El Consistorio decidió desde el principio convertir la Huerta en un parque natural en el que tuvieran cabida diferentes estructuras como un auditorio, un zoológico, algún restaurante u otros servicios utilizando como modelo el Tívoli de Copenhague.

Posteriormente, y tras un periodo dedicado a la recogida de sugerencias en relación a la futura urbanización del parque, y dadas las condiciones que había presentado la orden eclesiástica, el Ayuntamiento encomendó el proyecto de la misma al equipo del arquitecto Guillermo Sánchez Gil, quien se había ocupado recientemente de la remodelación del Real Jardín Botánico de Madrid.


Plano de la Huerta de los Jesuitas. Vuelo fotogramétrico realizado por el ARMY MAP SERVICE de EEUU en los años 1956-57. www.ign.es

El nacimiento de un gran parque

En febrero de 1982 ya estaba redactado el proyecto. El arquitecto abogó por “mantener un equilibrio ecológico y aconsejó respetar al máximo la vegetación existente, potenciando nuevas áreas con arbolado más frondoso que diera origen a superficies sombreadas para mejorar la habitabilidad del mismo en el que se respetarían casi todos los árboles frutales, manzanos y perales, sobre todo, los cuales ocupaban dos tercios del espacio”. Se conservaron los ejes originales pero también fue necesario añadir otros, así como diseñar caminos, vías transversales secundarias, zonas estanciales y en el cuadrante sur-oeste se dispusieron hasta cinco zonas de juegos infantiles.

El eje de la pérgola y el axial, son los originales y a partir de ellos se trazaron otros dos paralelos, así como un paseo perimetral al parque, probablemente atendiendo al diseño original de Larrosa y quedando su disposición de la siguiente forma:

En el eje Oeste se planteó la sucesión de recoletas plazas donde fuentes con surtidores de agua, proporcionasen adecuados sitios de descanso.

El eje axial nos llevaría hasta una zona donde fuera posible realizar juegos típicos regionales como la calva, bolos leoneses, petanca, rana, etc., y rematando este eje aparecería una zona de baile, o incluso de patinaje, que estaría rodeada de una pérgola, junto al bar, el cual era el lugar donde se guardaba la maquinaria agrícola de la huerta, y que finaliza en el antiguo cementerio, del que se conserva un muro y una plantación de cipreses y encinas.

El eje Este discurre entre las plantaciones de frutales y remata en un jardín más organicista donde aparecen grandes praderas de césped y un lago con surtidores que dispone de un puente para cruzarlo antes de llegar a una amplia cancha polideportiva.

Otro eje transita entre el Oeste y el axial con una larga pérgola coronada por glicinias y rosales.

En el cuadrante norte-este está la antigua vaquería, que tras un acuerdo con la Asociación Salmantina de Artistas se destinó a Casa del Artista, para exposiciones al aire libre, cuya rehabilitación la llevaron a efecto varias escuelas taller. En su parte Sur hay una nave, aún en uso como garaje de vehículos municipales, y que era donde se guardaban los aperos de labranza de la huerta jesuítica.

En el año 1993 el Ayuntamiento adquirió la portada original del convento cisterciense de Las Bernardas y se situó como entrada principal al parque desde el paseo de San Antonio. Esta portada fue reinaugurada en 2022 tras la rehabilitación realizada por el Taller de Empleo “Salamanca 2002” con la colaboración del INEM y el Fondo Social Europeo.

Eje de la pérgola después de la nevada del 15 de diciembre de 2008. 

 

Reforma en los años 90

En los años 1996 y 1997 se llevó a cabo otra reforma en la que se realizó la pavimentación adoquinada de algunos paseos, se creó un camino diagonal que unió el paseo perimetral y la entrada desde el Paseo de San Antonio con una plazuela de nueva creación para representaciones, se hizo una pista para monopatines, un gran jardín de rocalla, se convirtió el antiguo cementerio en un jardín romántico dividiendo el espacio en cuatro cuarteles con una fuente de suelo bordeadas con ladrillos aparejados a sardinel. También se instaló un sistema de música ambiental en algunas zonas, un circuito de minigolf y una fuente en el lago que disponía de un módulo cibernético de luz y juegos de agua.

 

Actualización para nuevos usos y necesidades

En el año 2016 se realizó una nueva actualización y mejora del parque, en la que se sustituyó la pérgola existente por una nueva de estructura metálica y cabios de madera, se modificaron todos los paseos de terrizo incorporando jabre, se acondicionó y asfaltó el sendero Este, cerrando así un paseo perimetral a todo el parque y se aprovechó para asfaltar también el eje axial, en el tramo que discurre hasta el bar.

También se crearon tres zonas infantiles nuevas, en las que se introdujeron juegos para niños menores de seis años e inclusivos. Además, se incorporó un circuito de habilidad para perros en la zona acotada y preparada al efecto, se recuperaron las seis fuentes ornamentales situadas en el eje Oeste (el de las fuentes), incorporando unas bombas sumergibles que favorecieron la recirculación del agua y eliminando las pérdidas.

La zona de minigolf se acondicionó con un tipo de césped artificial específico de Nylon. El sistema de riego fue mejorado mediante la introducción de acometidas nuevas y un sistema de telegestión vía radio, para lo cual fue necesario demoler el antiguo depósito regulador del que partían distintas conducciones de agua para el riego de la huerta y que venía arrastrando problemas estructurales. Igualmente se optimizó el alumbrado mediante la instalación de luminarias LED en el eje de la pérgola y en la plazuela de representaciones. Finalmente se optimizó el tránsito para las personas haciendo accesible todo el parque. Recientemente se han incorporado dos zonas nuevas como son: calistenia y vóley playa.


Nueva zona de biosaludables 

Estilo y especies vegetales

Estilísticamente, el parque conserva en su integridad la estructura original de huerta conventual cerrada, que hacía referencia al “hortus conclusus” medieval, pero con unas trazas interiores geométricas que recuerdan a la jardinería formal francesa con 4 ejes que sirven para distribuir las diferentes zonas del parque (estanciales, deportivas, de juegos, etc.)

En cuanto al patrimonio vegetal, el parque cuenta, aproximadamente, con más de 2.700 plantas distribuidas en 82 géneros y especies, como, por ejemplo: Almez (Celtis australis), Árbol del amor (Cercis siliquastrum), Chopo temblón (Populus trémula), cerezos (Prunus avium), Ébano falso (Laburnum anagrynoides), Jabonero de la China (Koelreuteria paniculata), Membrillo (Cydonia oblonga), Olmo del Cáucaso, (Zelkova carpinifolia) Plátanos (Platanus s.p.), Sauces (Salix s.p.), Mimosas (Acacia dealbata), Olivos (Olea europea), Magnolias (Magnolia s.p.), Cedros (Cedrus s.p.), Abetos (Abies s.p.), Cipreses (Cupressus s.p.), Pinos (Pinus s.p.), etc., pero la plantación predominante es la de los frutales originales (perales y manzanos) que en número de más de 500 ejemplares, se encontraban ya en la huerta en marco cuadrado repetido con poda en espaldera para favorecer la mecanización del cultivo.

El incidente más grave sufrido por el Parque fue la Ciclogénesis explosiva acaecida el día 27 de febrero de 2010, que abatió 33 ejemplares, y que en esa misma campaña se sustituyeron.

En el año 2017 se hizo una plantación especial de 47 ejemplares, entre los que destacan 3 Sequoya sempervirens obtenidas a partir de esquejes de su homónima de la Universidad, 1 Ginkgo biloba, 7 Trachycarpus fortuneii o 2 Quercus cerris.

 

** Esta información sobre el Parque de la Alamedilla es un resumen del estudio más extenso realizado por el técnico municipal Jacinto Pérez Jiménez, técnico de jardinería y floristería del Ayuntamiento de Salamanca e historiador de Arte. Aquí se puede acceder a la investigación íntegra y la bibliografía utilizada para su elaboración,

 

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El origen

El Parque de la Alamedilla es hoy uno de los más céntricos y conocidos de Salamanca y, es, de hecho, el decano de los parques de la ciudad. Su origen lo encontramos en el año 1863, fruto de la corriente ilustrada de la época, en la que prevalecía el interés por la naturaleza y el recreo y la creciente sociedad salmantina pedía un espacio de esparcimiento al aire libre.

El espacio que hoy es La Alamedilla ya aparece reflejado en el primer plano que se conoce de Salamanca, realizado en 1784 y muestra un triángulo delimitado por lo que entonces se conocía como Calzada Real a Madrid (después Paseo del Rollo), Paseo de la Puerta de Toro a la de Santo Tomás (luego Carretera de Vigo-Villacastín, hoy Paseo de Canalejas) y una esgueva que fue tapada alrededor de 1877.

Según un plano de 1864, en el Paseo del Rollo se realizó una plantación de árboles que pudieron ser negrillos y que, en parte, sobrevivieron hasta la última década del siglo XX, cuando tuvieron que talarse a consecuencia de la grafiosis. Precisamente en esos “negrillos”, nombre con el que se conoce popularmente tanto al olmo como al álamo negro, puede encontrarse el origen del nombre de este parque, como una agrupación de álamos negros que forman una “alamedilla”.

El parque, tal y como hoy se conoce, comienza a fraguarse en 1879, momento en el que el Ayuntamiento de Salamanca compra unos terrenos con el fin de hacer un paseo y un parque que “sirviese de solaz disfrute de los vecinos”. Al año siguiente se inició el proyecto de construcción del parque.

 

Inauguración y esplendor del parque

Tras los trabajos de acondicionamiento del parque, marcados en gran medida por el relleno de unos terrenos que eran bastante irregulares y con pronunciadas hondonadas, se realizó la inauguración en las ferias de 1883 y el año siguiente, el parque fue el escenario de una Exposición Agrícola, Industrial y Pecuaria. El éxito fue de tal envergadura que el jurado de dicha feria otorgó al Ayuntamiento una medalla de oro, que reconocía “el diseño acertado de los jardines y el embellecimiento de los terrenos”. A partir de ese momento, La Alamedilla se convirtió en el parque de referencia para los salmantinos desbancando al Campo de San Francisco y la mismísima Plaza Mayor.

A pesar de este buen inicio, las críticas no faltaron desde la prensa local, ya que no se veía en la Alamedilla la solución a la demanda de los ciudadanos. A pesar de esos comentarios negativos, el Ayuntamiento continuaba con su proyecto de convertir este parque en el más importante de la ciudad, dotándolo de árboles, arbustos, mobiliario, un lago con peces de colores, una cascada y un incipiente sistema de abastecimiento de agua y de riego.

En 1890 el aspecto de la Alamedilla respondía a un diseño de geometría simétrica, con una nueva interpretación de los cánones renacentistas y muy relacionado con el espíritu ilustrado que favorecen la aparición de la figura del parque público en las ciudades.

En 1892 se llevó a cabo una ampliación del parque, en casi 20.000m2 gracias a los terrenos cedidos por la Compañía del Ferrocarril del Oeste y en 1984, la obra de la carretera Vigo-Villacastín provoca afección a los árboles del parque y se toma la decisión de “el cierre con valla”.

A finales del siglo XIX, La Alamedilla ya había adquirido una importancia vital en la vida de los salmantinos, convirtiéndose en el parque más visitado de la ciudad, hasta el punto de que se trasladó a este espacio el quiosco de música de la Plaza Mayor, aunque fue devuelto a su ubicación original en 1906, y también se realizaron diversas sesiones de fuegos artificiales y sesiones públicas del Cinematógrafo de Lumière.

 

Declive

Con la llegada del siglo XX, diversas circunstancias hicieron peligrar la permanencia del parque, por un lado el mantenimiento, con un lago que fue reconstruido para mayor salubridad pero terminó secándose, la falta de riego y la pérdida de arbolado, además del tráfico de la cercana carretera de Vigo-Villacastín y la construcción de un centro de enseñanza en detrimento de 3.000 m2 de espacio destinado al arbolado, conllevaron el desuso y la mala fama del antiguo parque favorito de la ciudad. En 1920 la situación del parque era de dejadez y abandono y la prensa local se hizo incluso eco de la propuesta de hacer desaparecer La Alamedilla para convertirla en un moderno barrio.

 

Renovación y renacimiento

A pesar de esta mala situación, el Ayuntamiento persistía en su intención de hacer de La Alamedilla el espacio para el esparcimiento que reclamaba la ciudadanía. Hacia 1926, el parque pasó a llamarse “Parque de Primo de Rivera” y en 1927 se realizó una renovación integral. En el verano de 1928, La Alamedilla estaba exuberante y la prensa local se hacía eco de su aspecto “admirable”, destacando los beneficios resultantes del riego continuado sobre los diseños artísticos de jardinería planteados y también sobre el arbolado. Destacaba entonces en el parque una rosaleda formada por dos parterres en el que se plantaron cerca de 700 plantas.

En los años 30 volvió a trasladarse el templete de la Plaza Mayor a este parque, instalándose en la glorieta central y allí permaneció hasta su desaparición con la reforma en 1963. En esta época se construyó también en el espacio del parque la Escuela Elemental de Trabajo.

 

* Templete en La Alamedilla ca. 1962. Poco después, con la reforma fue derruido. (salamanca-jhuno.blogspot.com).

Evolución y pérdida de espacios verdes

El jefe de jardines municipal Juan Pérez Molina, nombrado en los años 30, fue el responsable de llevar a cabo una serie de actuaciones en La Alamedilla que hoy podemos tildar de visionarias, creando una zona para uso infantil con columpios y un estanque piscina. Durante los años 40, el parque perdió nuevamente superficie para la construcción de un edificio: un jardín maternal.

Durante los años 50 se fragua la construcción de un campo municipal de deportes que fue la génesis de los que años después sería el Pabellón Municipal. Esta construcción supuso una nueva pérdida en la superficie ajardinada del parque que generó inquietud en algunos miembros de la corporación que apostaban por instalar estos equipamientos en otras ubicaciones y no mermar los espacios verdes.

 

 

* Vista comparativa de los planos de Benito Chías (1912-13) y del Instituto Geográfico y Catastral (1946-49), donde se puede percibir la evolución estilística del jardín y de las instalaciones que van ocupando diversos espacios.

La construcción de un gran parque

En la década de los 60 se abordó una profunda modificación del parque de La Alamedilla (que aún seguía bajo el nombre de Parque del General Primo de Rivera).

Esta renovación se llevó a cabo en dos fases. En una primera fase, el jardín cambio completamente su disposición, se eliminó el muro y la valla perimetral, lo que lo convirtió en un espacio abierto y se llevaron a cabo otras modificaciones como la creación de un paseo circular alrededor de la fuente con una pérgola y un auditorio para representaciones musicales, la construcción de un bouligrín en cuyo lateral se trazaron dos paseos y, junto al Paseo de Canalejas, se construyó un bar y se instalaron otros elementos como un pequeño animalario y un conjunto de esculturas encargadas al escultor salmantino Agustín Casillas. Otra de las actuaciones más importantes de esta época fue la creación de una fuente con surtidores. Todos estos trabajos coincidieron con las obras de la ampliación de la Escuela Elemental de Trabajo, que pasaba a convertirse en la Escuela de Formación Profesional y que supusieron una nueva pérdida de superficie del parque.

 

* Nueva fuente que se situó en la plazoleta central, sustituyendo al templete de la música. Constaba de juegos de agua con un gran surtidor que se eleva 12 metros sobre la taza. Otros, menos altos, salen de los lados formando arcos y cuando el central se eleva, los otros se achican (…), todo ello iluminado. (Imagen tomada de La Gaceta Regional del día 19 de junio de 1962. Foto de Los Ángeles).

 

A partir de 1963 se inició la segunda fase de esta gran reforma que se enfocó en la parte norte del parque. La parte más significativa de esta obra fue la modificación del parque infantil, que, a partir de entonces, incluiría un circuito para juegos de conducción y múltiples elementos lúdicos como toboganes, balancines, columpios, barcas oscilantes, barras gimnásticas o elementos de trepa. A parte, se incluyeron otras instalaciones relevantes como un teatro de guiñol, una biblioteca y una piscina. Todas estas actuaciones hicieron del parque infantil de La Alamedilla, uno de los mejores de España.

La ciudadanía salmantina siguió con interés el progreso de las obras, especialmente los niños, realizándose la inauguración oficial de la reforma en 1963.

En junio de 1964 estuvo finalizado también el pabellón de deportes que se inauguró con un torneo triangular de hockey sobre patines entre las selecciones de Cataluña, de Centro y de Oporto.

A pesar del cambio estructural y de su total transformación, no fue necesario la eliminación de árboles, excepto unas pocas unidades que fueron talados por estar enfermos y compensados con la plantación de nuevos ejemplares. En cuanto masa arbórea, por lo tanto, se mantuvo la práctica totalidad de los plantados en los años 20, con la suma de los plantados en esta época y han llegado hasta la actualidad. La excepción de esta cronología la encontramos en un ejemplar, conocido como “Pino de San José” (en realidad es un cedro del Líbano) que está incluido en el Catálogo de Especies Singulares. Este árbol tiene 4,3 m de perímetro de tronco y una altura aproximada de más de 25 metros. Este tamaño lo sitúa con edad aproximada de 125 años, lo que sitúa su plantación entorno a 1880-90. Actualmente ha perdido varias de sus ramas como consecuencia de diversas ciclogénesis y el Ayuntamiento ha encargado un estudio pormenorizado de las estructuras del ejemplar a una empresa especializada en arboricultura.

 

* Cedro del Líbano (Cedrus libanii). Con una envergadura de más de 25 m., y un perímetro de tronco de 4,3 m, puede datarse su edad en más de 125 años, por lo que su plantación pudo realizarse, aproximadamente, entre 1880-90. Fotografía de Jacinto Pérez.

 

Adaptación a los nuevos tiempos

Durante las décadas de los 70 y los 80, la ciudad de Salamanca inauguró distintos espacios verdes como el Huerto de Calixto y Melibea, el parque de Garrido o la plaza de Anaya entre otros muchos. La Alamedilla dejó de ser el parque exclusivo de la ciudad, pero continuaba siendo una referencia y se seguían realizando actuaciones de renovación como la actualización de paseos y caminos, del minizoo y la pajarera. El 1986 se remodeló también, casi en su totalidad, el Pabellón Municipal y en década de los 90 se construyó una piscina climatizada. En la década de los 90 se eliminó también el “circuito de educación vial” de uso infantil que había existido en el parque y se instalaron nuevos elementos de juego más modernos, transformando también la antigua piscina en una pista de patinaje. En esta época se amplió también en minizoo y la pajarera pasó a ser un aula medioambiental.

Dentro de las modificaciones más importantes de esta época destaca también el derribo de la pérgola que presentaba daños estructurales tras 50 años.

 

* Conocida imagen del lago con los surtidores, la pajarera, la pareja de Ciervos de Casillas y los cisnes. (Postal de Heraclio Fournier. Vitoria, años 70)

 

La Alamedilla en el siglo XXI

Con la llegada del siglo XXI en los parques y jardines se impone la tendencia de albergar espacios para juego y deporte y la necesidad de introducir mayores criterios medioambientales. En este contexto se inicia en 2014 una gran reforma de La Alamedilla que le dotó de su aspecto actual. Se crearon nuevos flujos de paso, más anchos, se construyó una nueva fuente, con chorros emergentes desde el suelo con sistema de focos LED de bajo consumo. El lago fue recuperado y se sustituyó la pajarera por una isla para uso peatonal con una pérgola y dos pasarelas de acceso que unieron el parque infantil con el resto a través del lago.

Esta nueva reforma se llevó a cabo bajo criterios de sostenibilidad y accesibilidad, primando la tecnología LED en la iluminación, la telegestión para un mejor aprovechamiento de agua en el riego y la instalación de equipamientos más modernos como la renovación de los juegos infantiles y la creación de una zona de aparatos biosaludables.

 


* Plano: Estado reformado de La Alamedilla tras la reforma de 2015. (Área de Medio Ambiente. Parques y jardines. Excmo. Ayuntamiento de Salamanca)

En 2016 se realizó una plantación de 20 árboles de especies diferentes entre las que destacan 2 secuoyas reproducidas a partir de esquejes del ejemplar histórico que alberga la Universidad de Salamanca y en 2019 se incorporaron 2 olmos pedunculados resistentes a la grafiosis y donados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Actualmente el parque de La Alamedilla tiene registradas 44 especies diferentes de plantas, con un total de 391 ejemplares y como jardín, recupera los caminos radiales que convergen en la plaza central, con un objetivo de unir los usos sociales y recreativos. En conjunto, podemos decir que este parque tiene una interacción de todos los elementos: los caminos, la vegetación y el agua, que le da una forma característica paisajista y que hacen que La Alamedilla, a pesar de su edad, no haya perdido su esencia y siga siendo el parque más moderno de Salamanca.

 

** Esta información sobre el Parque de la Alamedilla es un resumen del estudio más extenso realizado por el técnico municipal Jacinto Pérez Jiménez, técnico de jardinería y floristería del Ayuntamiento de Salamanca e historiador de Arte. Aquí se puede acceder a la investigación íntegra y la bibliografía utilizada para su elaboración.

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El origen de la actual Plaza de Colón se remonta al siglo XV, a los tiempos del Principe Juan, Señor de Salamanca, quien mandó empedrar varias calles en torno a la iglesia de San Adrián. Junto a esta antigua iglesia se edificaron distintos palacios: el de Almarza, Orellana, Anaya de Carabas, Maldonado y Abrantes, algunos de los cuales existen en la actualidad. Con el paso del tiempo, las fuertes órdenes religiosas fueron ganando importancia en la zona y, por ejemplo, se establecieron los grandes colegios de los Clérigos Menores de San Carlos Borromeo y los Trinitarios Descalzos.

En el siglo XVIII comenzó la decadencia de la iglesia de San Adrián por distintos motivos, como fue la construcción de la Plaza Mayor y, definitivamente, la guerra de la Independencia, que terminó por sumir la zona y ese antiguo colegio de los Clérigos Menores en una ruina.

En 1839 se derribaron los restos del Colegio de Menores y en 1856 la iglesia de San Adrián y, a partir de entonces, tienen lugar varias intervenciones para convertir ese espacio en una plaza. Primero se construyó un muro y se estabilizó el terreno, posteriormente se empezó a llamar popularmente “la Plaza del Carbón”, porque suponía una espaciosa plataforma donde los carboneros podían depositar sus costales y más tarde, en 1879 se creó una escalera para acceder a la plaza y se desarrolló el primer diseño del jardín a cargo del arquitecto municipal, José González Altés, aunque existen dudas de si ese proyecto se llevó a cabo, ya que hubo varias proyectos fallidos en torno a esta plaza. Finalmente, en 1892 se aprobó el plano y los presupuestos para crear unos jardines en la Plaza de Menores y en 1893 se instala la estatua de Cristóbal Colón que, a partir de ese momento, da nombre al espacio.


 

Su evolución como zona verde

Las primeras noticias que existen del aspecto del jardín y de su composición son de 1908, donde se empiezan a destacan unos cedros (Cedrus sp.) junto al resto de arbolado aún joven. Y en abril de 1916, gracias a una fotografía aérea publicada* se puede apreciar su planta completa y el trazado, donde se imponen las líneas de la geometría tradicional con dos ejes muy marcados, uno que discurre paralelo a la calle S. Pablo y el otro perpendicular al anterior, en cuya intersección se sitúa la escultura. El equilibrio entre el jardín y su entorno urbano e histórico se logra gracias a los cuatro parterres que se forman en la confluencia de las dos rectas, desarrollando el clásico jardín cuatripartito. Estos cuatro parterres estaban bordeados por un seto, presumiblemente de aligustre (Ligustrum ovalifolium), así como el de forma cuadrada que se conforma alrededor de la escultura de Colón. Dentro de esos cuatro parterres se pueden ver unas formas circulares en las que bien podría haber rosas (Rosaea sp.), lirios (Lilium sp.), peonias (Paeonia lactiflora) y otras plantas que eran populares en ese momento y muy lejos aún de los modelos paisajistas que se empezaban a extender por las plazas y jardines públicos.

 


* Jardín de Colón. Salamanca desde 500 m. El Heraldo Deportivo. 5 abril 1916. Hemerotecadigital.bne.es

A partir de entonces, el deterioro del jardín fue muy severo, hasta el punto de plantearse su desaparición en 1918  pero finalmente, siendo alcalde D. Miguel Iscar Peyra, se optó por revitalizar su recuperación con diversos cambios en el diseño. Alrededor de 1925 la plaza presentaba ya un nuevo aspecto con bancos corridos traidos de la Plaza Mayor, macizos de flores, acacias (Robinia pseudoacacia) y palmeras (Trachycarpus fortuneii) donde actualmente se encuentran los tejos (Taxus bacatta).

En la década de los 40 la plaza dispone de un diseño más funcional, más dinámico y acorde con el “Movimiento Moderno” que comenzaba a implantarse en las ciudades y que, en el arte de la jardinería, tiende más por lo utilitario y lo práctico. No obstante, aún conserva los ejes transversales del diseño de 1916, seguramente por las necesidades de adaptación del jardín al entorno, pero se ensancharon para favorecer la socialización del jardín, con más zonas estanciales pero sin perder el modelo regular y geométrico que favorece el diálogo entre el entorno arquitectónico y la naturaleza, aunque la masa arbórea aún es muy joven.

En los años 80 la plaza contaba ya con unos árboles de considerable volumen y en un importante número: chopos (Populus alba), olmos (Ulmus minor), plátanos (Platanus sp.) ailantos (Ailanthus altissima), tuyas, (Thuja sp.), cedros (Cedrus sp), aligustres (Ligustrum ovalifolium) y acacias (Pseudoacacia umbraculifera).

Posteriormente, a mediados de la década de los 90, se renueva el jardín. Fue necesario talar 20 árboles, de los cuales fueron 8 chopos (Populus alba) que ya habían dado problemas de pudriciones y caídas de ramas, 8 acacias (Pseudoacacia umbraculifera) con deficiencias en la copa, 1 ciprés (Cupressus sempervirens), 2 tuyas (Thuja sp.) y 1 olmo (Ulmus minor) muy afectado por grafiosis. Se plantaron 14 nuevos árboles, fundamentalmente platanos (Platanus sp), ailantos (Ailanthus altissima) y adelfas (Nerium oleander). Además, se crearon más de 500 m2 de macizos para flor de temporada.

 

 

Espacio natural y para el disfrute ciudadano

En el año 2016 el Ayuntamiento de Salamanca acometió un proyecto para la mejora y acondicionamiento del jardín, manteniendo su estructura y materiales, adaptándolo a las nuevas necesidades de accesibilidad. Se incluyeron dos nuevas zonas: una de biosaludables y otra de juegos infantiles para promover la actividad física y los entornos saludables y se llevaron a cabo otras mejoras como la puesta en marcha de un sistema de riego más eficiente o la renovación del pavimento.   

Actualmente, el jardín conserva íntegras las trazas geométricas de la reforma de 1920-21. La plantación mantiene la mayor parte de lo se que introdujo en los años 30 o 40, la única salvedad de la eliminación de los setos de aligustre (Ligustrum ovalifolium) para ganar iluminación y una mejor permeabilidad visual.

La superficie sigue siendo de 3.637,44m2 y en cuanto a las especies vegetales existentes la más abundante es el plátano (Platanus sp.) con 27 ejemplares, 3 cedros (Cedrus sp) y 4 tejos (Taxus bacatta), del plantío antiguo. También hay tuyas (Thuja sp), rosales (Rosaea sp), varios ailantos (Ailanthus altissima) en fase senescente, aligustres (Ligustrum japonicum), vinca (Vinca major), Bonete (Evonimus sp), Uva de Oregón (Mahonia aquifolium) y ciprés (Cupressus sempervirens).

La plaza de Colón es actualmente uno de los principales jardines con historia de Salamanca, un espacio que ha ido evolucionando a lo largo de los siglos hasta convertirse en un pulmón verde en el centro de la ciudad, abierto al disfrute ciudadano y un elemento de la infraestructura verde urbana.

 

** Esta información sobre la Plaza de Colón es un resumen del estudio más extenso realizado por el técnico municipal Jacinto Pérez Jiménez, técnico de jardinería y floristería del Ayuntamiento de Salamanca e historiador de Arte. Aquí se puede acceder a la investigación íntegra y la bibliografía utilizada para su elaboración.

El Huerto de Calixto y Melibea entronca la historia con la leyenda y la naturaleza, puede ser el lugar donde se ubicó la trama de las aventuras de los enamorados protagonistas de la obra de Fernando de Rojas, un paraje no lejos de la Cueva de Salamanca y cercano a la Catedral. Se accede a él a través de la calle del Arcediano, la cual probablemente fuese conocida por Rojas allá por 1525.  Su espacio lo ocupó el palacio del Arcediano de Ledesma don Alfonso Gómez de Paradinas, que fue derribado en 1862 y del cual solo se conservan la portada blasonada, el pozo y un aljibe.

En enero de 1981, el Ayuntamiento compró este espacio por unos 19 millones de pesetas, con la visión de reconstruirlo y darle un uso público. La transformación dotó al Huerto de Calixto y Melibea de un aire medieval con toque romántico. 

En enero de 1981, el Ayuntamiento compró este espacio por unos 19 millones de pesetas, con la visión de reconstruirlo y darle un uso público. La transformación dotó al Huerto de Calixto y Melibea de un aire medieval con toque romántico. Su rehabilitación pasó por no restaurar el antiguo jardín sino desarrollar en él en un huerto, aprovechando elementos existentes vegetales y arquitectónicos para proporcionarle un aspecto medieval, propia de la jardinería de aquel periodo, donde el pozo actúa como elemento articulador con connotaciones románticas, todo ello dispuesto sobre una planta irregular y aterrazada. Su inauguración tuvo lugar el 12 de junio de 1981.

 

 

Elementos arquitectónicos y naturales del huerto

Antes de entrar al espacio, a la izquierda se contempla un conjunto escultórico dedicado a la Celestina, realizado por Agustín Casillas e inaugurado el 3 de junio de 1976 en la cuesta de San Juan de Alcázar y que después se trasladó aquí, en concreto en 1988.

A la derecha se encuentra la Casa de la Calera, (hoy albergue de peregrinos del Camino de Santiago) porque era el lugar donde se guardaba la cal que se empleaba para la construcción de la Catedral Nueva y que en algún momento también sirvió de imprenta de la Universidad. Se entra a través de un arco de medio punto de grandes dovelas y nos encontramos con una disposición de 16 espacios verdes muy concretos e individualizados, con sus áreas interiores bordeadas con lonicera (Chamaecerasus nítida) y boj (Buxus sempervirens), en las que se recrean el hortus, con árboles frutales conservados de la anterior propiedad y el herbarius.

En ellas encontraremos alcachofa (Cynara scolymus), fresas (Fragaria sp.), altramuces (Lupinus sp.), etc., avellano (Corylus avellana), membrillero (Cydonia oblonga), cerezo (Prunus avium), olivo (Olea europaea), almendro (Prunus amigdalus), nogal (Juglans regia), laurel, (Laurus nobilis), etc. También menta (Mentha piperita), hierba luisa (Lippia citriodora), santolina (Santolina chamaecyparesus), lavanda (Lavándula oficcinalis), melisa (Melissa officinalis), hinojo (Foeniculum vulgare), etc., enriquecidas con otras plantas, algunas inusuales en los jardines de la ciudad como el helecho de escudo duro (Polystichum aculeatum), pucheritos (Campanula médium),vinagrillo rosado (Oxalis articulata), Candilera (Phlomis fruticosa), campanilla (Campanula persicifolia) acanto (Acanthus mollis), hortensia de invierno (Bergenia crassiflora), agapantos (Agapanthus africanus), hortensia (Hydrangea sp), minutisa (Dianthus barbatus), lobularia (Alyssum maritimum) etc.

 

El pozo y la morera

Destaca una morera de grandes dimensiones, junto a la escultura de la alcahueta, probablemente de la antigua plantación del jardín, que, tras la pérdida de una de sus ramas, fue reforzada con unos apoyos. Este ejemplar puede relacionarse con las plantaciones de moreras que se hicieron en Salamanca a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX para la cría de gusanos de seda.

En el centro de los arriates, como elemento dinamizador aparece el pozo de la antigua casa que evoca al jardín de crucero ya visto en otros estilos de jardinería, pero aquí, probablemente con una simbología más romántica. Este pozo puede que esté conectado con el aljibe situado en la terraza inferior, y puede contar mil y una historias de amor representadas en los muchos candados que se cierran en sus horcones y que le conecta directamente con la obra de Rojas.

 

 

Ampliación en 1992: el jardín de El Visir

Paralelo a la Casa de la Calera se sitúa una pérgola con un emparrado de parras de uva (Vitis vinífera) que actúa como elemento de transición entre el Huerto y el espacio que surgió en 1988 cuando se derribó una vivienda aledaña que perteneció a Agustín Sánchez Manzanera apodado como “el Gran Visir”, en aquella fecha ya era propiedad de la Junta de Castilla y León, tenía dos partes bien diferenciadas: una la vivienda, en línea con el Patio Chico y la otra el jardín en la parte trasera. En el espacio de la primera se construyó un edificio y su jardín bajo el nombre de “el jardín de El Visir", que se uniría en 1992 al Huerto de Calixto y Melibea, pero diferenciado de este por una urbanización y jardinería distinta.

En este espacio podemos ver ejemplares inesperados en nuestra altitud: una palma canaria (Phoenix canariensis), palmera de California (Washingtonia filifera), dracena kiwi (Cordyline terminalis), plantados por “Candi”, su jardinero cuidador durante muchos años y un jazmín azul (Plumbago auriculata) regalados al Huerto en 1991 por un granadino residente en Salamanca, además de tejos (Taxus bacatta), bambú (Bambusa sp), acebo Ilex aquifolium), jazmín falso (Solanum laxum), parra virgen (Parthenocissus quinquefolia) o una reciente incorporación: un Ginkgo (Ginko biloba) Este nuevo espacio dispone de 1.439,22 m 2 y que ampliaría así el espacio verde.

En el año 2014, el Ayuntamiento realizó unas obras de mejora consistentes en la renovación de borduras, otros vegetales y la nivelación de los bordillos, así como la incorporación de jabres de dos tonalidades que permitieron darle tanto al Huerto como al jardín del Visir una mayor accesibilidad. 

 

** La información sobre el Huerto de Calixto y Melibea ha sido extraída del artículo elaborado por Jacinto Pérez Jiménez. Técnico de jardinería y floristería-Historiador del Arte. Salamanca, Abril 2020.

** Fotos: Carlos Macarro Alcalde

 

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