El Museo de Historia de la Automoción elige al descapotable Pegaso Z-102 carrozado por el prestigioso Pedro Serra como 'Pieza del mes'
El Museo de Historia de la Automoción continúa con su objetivo de promocionar y dar a conocer las joyas que atesora su colección permanente bajo la iniciativa ‘Pieza del Mes’. Y al mismo tiempo, este centro expositivo trabaja con la máxima confianza a la hora de recuperar su actividad plena garantizando la seguridad de todos sus visitantes.
Este mes de mayo, el MHAS ha decidido poner en valor uno de sus más llamativos descapotables: un Pegaso Z-102, carrozado por el prestigioso especialista Pedro Serra. Se trata de una de las escasas unidades existentes a día de hoy en el mundo. Un proyecto nacional que se constituyó como un verdadero escaparate vital para la industrialización del sector de la automoción en España y que vio la luz en el Salón Internacional del Automóvil de París, en el mes de octubre de 1951. Este año cumple, además, su 70 aniversario.
La elección de esta pieza, propiedad del Ayuntamiento de Salamanca, se debe a diversos motivos. Destaca su importancia por ser un automóvil único de una de las marcas con más repercusión en la fabricación de automóviles, camiones y autobuses durante la segunda mitad del siglo XX; por otro lado, resalta también que fue un automóvil que compitió y brilló al más alto nivel, ante otras maravillas del ingenio automovilístico, como Jaguar XK, Aston Martin DB y marcas como Ferrari o BMW.
El Pegaso Z-102 fue un vehículo concebido en una España de postguerra, inmersa en el infortunio, que no disponía de un parque móvil representativo. De este modo, para poner solución a tal carencia, se creó, en el año 1941, hace 80 años, el llamado ‘Instituto Nacional de Industria (INI), dependiente del Ministerio de Industria de entonces. Asimismo, dentro del INI existía el CETA (Centro de Estudios Técnicos de Automoción), al frente del cual se colocó el ingeniero Ricart, otro gran personaje de la historia de la automoción del siglo XX, junto a Henry Ford y André Citroën. Ricart entró en el CETA procedente de Alfa Romeo, en donde había trabajado dirigiendo a un gran equipo de técnicos, entre los que se encontraba Enzo Ferrari como mecánico.
En este contexto, el proyecto Z-102 fue de gran importancia e incluso vital ya que con su desarrollo se introdujeron nuevos estándares de calidad en la industria de la automoción y se investigó sobre nuevas materias primas y novedosas aleaciones.
Fueron producidas un total de 86 unidades, 22 de ellas carrozadas por ENASA, 5 por Serra, 18 por Saouthick y 41 por Touring. Se vendieron a un precio aproximado de 450.000 pesetas de la época, cuando el precio de un SEAT 600 era de 70.000 pesetas.
En el caso del Pegaso Z-102 del Museo de Historia de la Automoción, su primer propietario fue el ‘sportmen’ Gonzalo Yémens, que tuvo un accidente en el que su coche quedó completamente destrozado. Posteriormente, adquirió a Pegaso un bastidor nuevo, al que montó la mecánica del automóvil accidentado y después encargó a Serra la carrocería. Tras Yémenes tuvo varios propietarios, entre los que se encuentra el torero Alfonso Cela ‘Celita II’. En 1974 pasó a formar parte de la colección de Gómez Planche y fue restaurado. Hace unos años, el Ayuntamiento de Salamanca decidió proteger una pieza tan exclusiva y fue adquirido junto al Mercedes-Benz 320 Cabriolet del año 1938.