El alcalde de Salamanca advierte de que los ayuntamientos no podrán llevar a cabo acciones de cooperación sin fondos estatales
El alcalde de Salamanca, Carlos García Carbayo, ha advertido hoy de que los ayuntamientos no podrán desarrollar adecuadamente su papel protagonista en materia de Cooperación al Desarrollo si el Gobierno de España no garantiza los recursos económicos suficientes y continúa en la línea de abandono sistemático al que tiene sometidas a las entidades locales.
En este sentido, el alcalde de Salamanca ha hecho hincapié en la propuesta de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) de fortalecer la participación de los gobiernos locales en el sistema español de cooperación al desarrollo, lo que permitirá incrementar las ayudas que reciben las entidades locales para este cometido.
Así se ha pronunciado hoy durante la reunión de la Comisión de Cooperación para el Desarrollo de la FEMP, de la que García Carbayo es presidente, y durante la que ha vuelto a reclamar, además, recursos para que los ayuntamientos españoles puedan hacer frente a los retos generados por la crisis sanitaria.
En concreto, el alcalde salmantino ha reivindicado nuevamente un fondo incondicionado de 4.000 millones de euros para hacer frente a las dificultades económicas derivadas de la pandemia, así como otro fondo de hasta 1.000 millones de euros para que los consistorios puedan garantizar la continuidad de los servicios de transporte público urbano, que ha sufrido importantes pérdidas a consecuencia de las restricciones.
En esta misma línea, ha exigido, igualmente, la participación municipal en los fondos europeos en al menos un 14,16 por ciento de este fondos, que es el equivalente al gasto local en España con respecto al gasto público total en el país, en la línea de lo recogido en el documento ‘Pilares locales para la reactivación económica y social de la Administración local’.
En palabras del alcalde de Salamanca, los ayuntamientos, como administración más cercana, están liderando la reactivación económica y la protección de las personas en un momento extremadamente delicado, dos tareas titánicas que “no podemos seguir soportando en solitario” y “menos aún, compatibilizar con una cooperación al desarrollo ajustada a las necesidades del siglo XXI”.