Intervención del alcalde de Salamanca en la Ofrenda a la Virgen de la Vega
Querida Virgen de la Vega, patrona de Salamanca.
Me siento orgulloso de ser la voz de los salmantinos en esta jornada de fiesta, que para los que somos de esta tierra tiene un significado especial.
Es una cita propicia para las emociones y el reencuentro con amigos y familiares, con salmantinos que viven en otros lugares y que regresan estos días con ilusión a Salamanca para revivir esos momentos queridos que atesoran en su memoria.
El cosquilleo que se repite cada 8 de septiembre, ante tu presencia, lo comparto este año con una renovada corporación municipal.
Te presento a personas con sólidos valores y una sobrada preparación, que ejercerán sus funciones con la humildad y la máxima entrega y compromiso.
Trabajaremos para estar a la altura de las altas responsabilidades que los salmantinos nos han encomendado, y siempre al servicio de sus intereses generales.
Solo puede servir bien quien escucha atentamente. La Salamanca que nos une se construye pensando en grande, pero a la par prestando mucha atención a las pequeñas cosas cotidianas, y para atenderlas bien la mejor fórmula es escuchar a nuestros convecinos. A tus devotos que ayer te colmaron con flores, y de muchas peticiones.
Un Ayuntamiento y sus gobernantes deben intentar conocer lo que ocurre en cada uno de los rincones de la ciudad. Anticiparse a los problemas y, cuando han surgido, reaccionar con prontitud y diligencia. Que sus demandas, muchas de ellas fáciles de acometer, no caen en saco roto. Que perciban cercanía y comprensión.
Te ofrezco, Señora, el compromiso de ahondar en esta manera de trabajar, para conseguir que Salamanca siga teniendo una calidad de vida envidiada en muchos rincones de España. Una ciudad en la que apetece vivir y donde se disfruta de la vida.
Tenemos ante nosotros proyectos de ciudad que van a marcar el futuro de Salamanca en los próximos años. Los hemos abordado desde el diálogo y el entendimiento, que son clave para avanzar como sociedad y conseguir más oportunidades para todos. Si algo debe caracterizar a nuestra ciudad, debe ser esta voluntad común de cooperación y de acuerdo, tan fecunda.
Esos proyectos se encaminan fundamentalmente a facilitar un mayor desarrollo empresarial e industrial, y la creación de empleo para los salmantinos, especialmente para nuestros jóvenes.
Vamos a trabajar, Señora, para que puedan quedarse a vivir en la ciudad que aman, rodeados de las personas que más los quieren.
Muchas de esas nuevas oportunidades vendrán de la mano de la investigación y de las nuevas tecnologías, unos campos en los que Salamanca tiene que brillar especialmente, y marcar el paso a toda la humanidad, como lo ha hecho durante siglos.
Precisamente la ciencia, la investigación y la atención a las personas enfermas ocupan buena parte del día a día de nuestra ilustre pregonera, María Victoria Mateos.
Ella es un ejemplo para todos de lo que se puede conseguir con talento, y con mucho esfuerzo y empeño, como han demostrado tantas mujeres, entre ellas las pregoneras que le precedieron, Mar Siles y Mirian Cortés, o la añorada Encarna Pérez, con una trayectoria intachable de entrega a los demás. Te encomendamos su cuidado, Señora.
La igualdad entre hombres y mujeres y el acceso de la mujer a los puestos directivos son procesos imparables, que están fundados en sus méritos y en la más elemental justicia, lo que no obsta para que tengamos que seguir impulsándolo con absoluta decisión y convicción.
Nuestra sociedad debe ser una sociedad de iguales, en la que no hay lugar ni justificación para conductas impropias, que merecen un unánime rechazo.
Tu Salamanca, Virgen de la Vega, es una ciudad solidaria, cuya fortaleza se asienta en la existencia de una amplia red de personas que de forma altruista dan lo mejor de sí mismos para ayudar a otras personas.
Miles de personas voluntarias tienen las manos tendidas y los brazos abiertos para atender las necesidades de las personas más vulnerables. Esta generosidad, Señora, es una marca de ciudad, una seña de identidad de tu Salamanca, que nos ennoblece.
Esas necesidades son las que debemos priorizar para hacer de Salamanca una sociedad más justa, que no deje a nadie atrás, y reforzar el paraguas social con políticas efectivas que cuiden de nuestros mayores, que protejan a los más pequeños y que den oportunidades a las familias para que echen raíces en la tierra que les vio nacer o a la que han acudido en busca de una vida mejor.
Querida Virgen de la Vega. Protege a nuestro Obispo y a toda su Diócesis. Te pido que las Ferias y Fiestas que han comenzado sean un fiel reflejo de esa realidad diversa, tolerante, dialogante y con un inmenso espíritu de concordia de la que hace gala nuestra Salamanca. Que nos divirtamos en buena armonía, y con buen tiempo, no se te olvide. Ojalá puedas atender todas nuestras demandas.
Bendice hoy a tus hijos, bendice a tu ciudad.