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El Teatro Liceo de Salamanca acoge este fin de semana dos funciones de La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín, bajo la dirección de Helena Pimenta y en la versión de Eduardo Galán. Es la primera vez que se estrena en nuestro país siguiendo fielmente la novela de Clarín.

Ana Ruiz interpreta a Ana Ozores, acompañada en el reparto por Joaquín Notario, Alex Gadea, Jacobo Dicenta, Pepa Pedroche, Francesc Galcerán, Alejandro Arestegui y Lucía Serrano.

La Regenta es una historia sobre el enfrentamiento entre la pasión desbordada de los deseos y del amor frente a las cadenas de la moral social provinciana y la traición. Ambientada en la ciudad de Vetusta, se trata de una obra naturalista que retrata con dureza el ambiente de una ciudad de provincias dominada por una clase alta ociosa y un clero que impone una moral hipócrita y asfixiante. Ana Ozores, casada con don Víctor Quintana, antiguo regente de la Audiencia de Vetusta, mayor que ella, vive agobiada en su matrimonio debido a su frustración y es atrapada por don Álvaro, el donjuán de la ciudad, y por su propio confesor, don Fermín de Pas, quien anhela convertirla en su esposa.

Según Eduardo Galán, ‘en esta adaptación teatral se defiende el derecho de la protagonista a elegir su destino, aunque éste no coincidía con la moral reinante en su época, por lo que será castigada con el desprecio, el abandono y un final de trágica soledad. He creído oportuno enfocar la historia desde el punto de vista de Ana Ozores. Para ello me he servido de dos recursos teatrales muy de nuestro tiempo: el flashback y los fragmentos narrativos en los que Ana nos descubre su yo más íntimo y oculto. El lenguaje de los diálogos conserva el sabor a época y el estilo de Clarín a la vez que evita arcaísmos y sintaxis antigua para acercar el texto a nuestro tiempo.’ Termina diciendo Galán.

Para Helena Pimenta, ‘La Regenta es una novela inmensa en todos los sentidos. Llevarla al teatro se antoja una tarea casi imposible, pero una vez tomada la decisión se hace necesario responder a la pregunta de si vamos a ser fieles al texto de Clarín. La respuesta es sí. En la adaptación para la escena que abordamos, necesariamente condensada, nos importa la historia que cuenta, pero nos interesa especialmente cómo lo cuenta el autor, su lenguaje. El lenguaje obedece a un sistema de pensamiento y es precisamente ese sistema particular de Clarín lo que queremos conocer y en el que queremos sumergirnos. El teatro nos permite trasladar palabras a imágenes, continúa la directora del montaje, a gestos, a inflexiones de voz a movimientos internos o externos de los personajes, a espacios poéticos…’

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