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El Museo del Comercio regala desde hoy y hasta el Miércoles de Ceniza a los visitantes que se acerquen hasta sus salas, el dibujo recortable de una Cuaresmera, representación simbólica que se colgaba en los comercios y en las casas para contabilizar el paso de las siete semanas del periodo cuaresmal.

En España ese calendario es conocido como La Cuaresmera y de él que existen múltiples representaciones. Se personifica en la figura de una anciana, realizada en madera o cartón, que muestra los alimentos propios del tiempo de Cuaresma, verduras y pescado. Tiene siete piernas que representan las siete semanas cuaresmales, símbolo de los días de ayuno del Señor en el desierto. Existen multitud de representaciones de ella.

La Cuaresmera se solía colgar en una ventana de la casa, el Miércoles de Ceniza y cada domingo de Cuaresma se le arrancaba una pierna. El Domingo de Pascua de Resurrección se serraba o quemaba con la última pierna que le quedaba y se celebraba ese día de júbilo con una suculenta comida en la que de nuevo hacía su presencia la carne en forma de cordero, embutidos u hornazo.

La Cuaresmera se exhibía además en los escaparates de los comercios y ultramarinos para anunciar la venta de bacalao en salazón, protagonista en el tiempo de vigilia cuaresmal, por ser el único que llegaba a Castilla -conservado en salazón- y que mostraba gran variedad en su preparación.

Esta es la tercera entrega de este calendario popular que hace el Museo del Comercio. En esta ocasión, la Cuaresmera ha sido realizada por la pintora Bárbara Bejarano y es intención del Museo encargarla en años sucesivos a distintos artistas locales.

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