El MHAS presenta otro de los tesoros de la historia de la automoción, un Renault BZ del año 1910, en estado completamente original
El Museo de Historia de la Automoción de Salamanca continúa con su objetivo de desvelar aquellas joyas de la automoción, que alberga su colección permanente, y que por su valor histórico merecen destacar como “Pieza del mes”. En esta ocasión se presenta un vehículo, en estado original, del año 1910, carrozado por la prestigiosa empresa “Hijos de Labourdette”.
El Renault BZ es uno de los primeros modelos de la marca francesa, símbolo del entusiasmo de de tres hermanos (Marcel, Louis y Fernand) por construir productos de alta calidad y dureza, convirtiendo a su empresa en una de las pocas marcas con más de 100 años de historia.
El BZ fue la evolución natural del anterior modelo, AZ. Su velocidad era del 60 km/h, potencia de 12 CV y cilindrada de 2410 CC. Su comercialización se realizaba sobre un chasis al que se le dotaba de un motor y distintos sistemas mecánicos, para posteriormente encargar su vestidura a un carrocero, quien se encargaba de dotarle de un diseño único y personalizado, a gusto del propietario. El diseño de este Renault BZ se debate entre la funcionalidad y el lujo. La parte mecánica, realizada por Renault, posee un diseño simple pero muy elegante, con el icónico morro curvado característico de la marca y un acabado en negro y dorado.
En este caso la carrocería fue encargada a Hijos Labourdette, empresa establecida en Madrid, heredera de Henri Labourdette- prestigioso carrocero francés-, saga caracterizada por su minuciosidad y lujo en sus trabajos, así como por trabajar para las marcas más prestigiosas de Europa, como Hispano-Suiza, Panhard, Peugeot, Renault, Rolls-Royce, etc.
La carrocería que presenta el MHAS está fabricada en Madrid y fue encargada en madera, algo habitual, ya que en los inicios del automóvil predominó este material, hasta que muy pronto, se fueron incorporando materiales como el aluminio, chapa de hierro, lonas, acero, etc.
El Renault BZ es hijo de su tiempo y es un claro ejemplo de que la historia no es un cambio repentino sino paulatino, una pieza elegante que se encuentra entre dos mundos, representados con una elegancia y finura ejemplares. En definitiva, una joya del automóvil preservada, actualmente, en el Museo de Historia de la Automoción de Salamanca, que puede visitarse en su exposición permanente gracias a la protección llevada a cabo durante el siglo XX por la familia de Teresa Berthet Monet, actual propietaria de esta obra del arte automovilística.